¿Cómo afecta la licencia de paternidad al empoderamiento económico de las mujeres?

La licencia de maternidad está orientada a ayudar a la recuperación de la madre después del parto y fomentar el vínculo maternal, mientras que la licencia de paternidad se centra en el vínculo parental. A pesar de las opiniones patriarcales tradicionales que categorizan a los hombres como proveedores y a las mujeres como cuidadoras, la licencia de paternidad tanto para hombres como para mujeres permite una distribución más equilibrada de las responsabilidades domésticas y apoya a ambos padres durante un cambio importante en la vida. La licencia de paternidad conjunta puede incluso reducir la posibilidad de depresión posparto, una condición que puede tener un efecto negativo en el padre o los padres que dan o no a luz físicamente, así como en el padre o la madre que da a luz. La licencia de paternidad puede contribuir significativamente al empoderamiento económico de las mujeres al promover la equidad de género, permitir que más mujeres asuman roles de liderazgo y ayudar a las empresas a atraer y retener trabajadores calificados.

La licencia de paternidad tanto para hombres como para mujeres.

Licencia de paternidad en Bolivia:

La licencia de paternidad se destaca como una medida progresista para cerrar la brecha de género y hacer avanzar significativamente a la sociedad hacia la igualdad de género. Sin embargo, en Bolivia, los esfuerzos para extender la licencia de paternidad de 3 días laborales según el Decreto Supremo No. 1212, que ahora como un derecho legal a menudo se encuentran con dificultades. Según los expertos locales en la materia, existen dos obstáculos principales que impiden avanzar hacia unas relaciones laborales más justas: en primer lugar, la percepción del trabajo de cuidados en la sociedad boliviana y, en segundo lugar, la omnipresencia del trabajo informal en el país, ya que el 75% de los trabajadores están empleados en el sector informal.

En Bolivia, el trabajo de cuidados sigue considerándose generalmente como una responsabilidad principalmente femenina. En la sociedad boliviana, las mujeres suelen dedicar casi el doble de tiempo al trabajo de cuidados que los hombres.

El informe “Diagnóstico sobre el aporte al sistema económico del trabajo de cuidado a nivel nacional” fue impulsado por la Alianza por la Solidaridad y el Servicio Plurinacional de la Mujer y de la Despatriarcalización (Sepmud) en 2022.  Se nota en este informe que, en las labores de cuidado de bebés, niños, adolescentes y adultos mayores, además, de tareas domésticas como la limpieza, preparación de alimentos o cuidado de mascotas, entre otras, son las que “las mujeres invierten más tiempo que los hombres”, afirmó la investigadora Sueli Moya.

El diagnóstico arrojó que en las edades entre los 28 y 37 años las mujeres ocupan 6,5 horas diarias para labores de cuidado y los hombres 3,1 horas, mientras que entre los 38 a 49 años el tiempo dedicado es de 6,2 horas en las mujeres y 3,8 en los varones.

También la información muestra que entre el 57 % al 67 % de las tareas de cuidado de bebés, niños y adultos mayores las realizan justamente las mujeres.

 Esta expectativa social puede obstaculizar a las mujeres en el mercado laboral, ya que se espera que su trabajo de cuidados siempre prevalezca sobre sus obligaciones profesionales. Según la Encuesta de Hogares de 2015 del Instituto Nacional de Estadística (INE), en Bolivia hay más de 3,8 millones de mujeres mayores de 15 años, de las cuales, “el 58,7 por ciento, es decir, seis de cada 10 mujeres de 15 años y más, son madres de al menos un hijo”. Esto plantea la pregunta de cómo estas mujeres encuentran un equilibrio entre su vida profesional y personal, entre ser trabajadora y madre. Además de esta obligación de cuidados, las mujeres trabajadoras por cuenta propia se enfrentan a otra presión añadida, ya que en Bolivia no están protegidas por las leyes laborales generales y, por lo tanto, no tienen derechos asociados a la atención del embarazo, la maternidad y el posparto. Además, la lactancia materna no está recibiendo la atención que merece dentro de la sociedad boliviana. Según UNICEF, solo 4 de cada 10 bebés menores de 6 meses en América Latina y el Caribe son amamantados exclusivamente.

Como explica Tania Aruzamen Zambrana, mujer y madre boliviana, en un artículo de equaltimes.org del 29 de julio de 2022 “Madres trabajadoras en Bolivia: cuando la maternidad tropieza con las políticas de cuidados” de Roxana Baspineiro, el problema es generalizado: “[el problema de implementar la normativa de la licencia de paternidad] es demasiado grande para que lo resuelva el Estado solo, o las familias lo resuelvan solas [o las empresas o el mercado]. Requiere la participación de todos los miembros de la sociedad porque todos los miembros de la sociedad tienen algo que decir”.

En Bolivia, todos pueden ser agentes de cambio y contribuir de manera positiva al desarrollo social y económico. Es necesario que las empresas bolivianas tengan en cuenta esta presión social y busquen formas de integrar mejor las normas sobre licencia de paternidad en lugar de verlas como obstáculos o molestias. Las empresas deberían considerar los beneficios que la licencia de paternidad tiene para ellas mismas y para sus empleados, y esforzarse activamente por alentar a los empleados a aprovechar los beneficios de la licencia de paternidad. El Estado también debería supervisar su cumplimiento. En la sociedad boliviana, promover un discurso sobre el embarazo, la maternidad, la lactancia materna y cómo reconocer y compartir las tareas de cuidado de manera más equitativa entre hombres y mujeres beneficia a todos.

Si se consideran todas las ventajas de la licencia de paternidad mencionadas, se trata de un paso hacia una comunidad más justa y próspera.

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